Génesis 8: 1-2 = Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra, y las aguas comenzaron a bajar. Se cerraron las fuentes del mar profundo y las compuertas del cielo, y dejó de llover.
Dice que de pronto, luego de más de cinco meses, Dios “se acordó” de Noé. ¿Debería yo entender que Dios se había “olvidado” de este pequeño grupo humano navegando dificultosamente en ese tremendo barco por encima de las aguas? Sería muy difícil creer eso, Dios no es de olvidarse de las cosas así como así. ¿Qué significa, entonces, ese acordarse de Noé? Implica una decisión de fin de juicio, de declarar y decretar que ya está, que todo lo que debía desaparecer y extinguirse desapareció y se extinguió y que, a partir de allí, una nueva etapa se comenzaba a desarrollar con esa familia entera como base fundamental. ¿Qué justicia esgrimía Noé, (No necesariamente el resto de su familia, que se estaba salvando por causa de la justicia de Dios prometida sobre toda ella), que lo llevaba a ser declarado especial? Simplemente obediencia. Y nada menos.