Cuando miramos al hombre, según nos relata el libro de génesis, vemos a este, no como un mono o un ser primitivo e ignorante, sino mas bien como una persona dotada de grandes aptitudes físicas y mentales que lo capacitaron para labrar, cuidar el huerto del Edén y colocarle nombre a cada uno de los animales que había en aquel maravilloso lugar, y ese trabajo diario que hacia Adán era la opción que Dios le daba al hombre, para que este expresara su potencial, inteligencia y su capacidad creativa.
